jueves, 31 de enero de 2008

Por donde empiezo?

Muchos difieren en la manera de por dónde empezar a armar una boda. Para mí que lo primero es conseguir el lugar. Algunos dicen que lo primero que hay que hacer es fijar la fecha. Eso me parece relativo. Bueno, fijemos una fecha, una temporada, un mes especial en el que nos gustaría. Pero que tal si fijás fecha y después no conseguís salón para esa fecha exacta? Y por qué depender del salón? Es más fácil conseguir adaptar la fecha del registro civil y/o la iglesia a la fecha del salón? A mí me parece que sí.

Hasta ahora, conseguir el lugar de la fiesta es la tarea más difícil que tengo. Será porque hasta ahora es la única tarea? Es la única porque no puedo decidir aún nada más sin tener primero el lugar. La decoración, la comida, hasta la cantidad de invitados, todo eso depende del lugar a donde vaya a hacer la fiesta.

O que es muy grande o muy pequeño. Algunos alquilan con la condición de contratarles sí o sí la comida y la bebida. Otros aunque sea te dan la opción de sólo la comida o la bebida. Muy pocos son los que te alquilan el lugar sólo.

Siempre cuantas más cosas incluyan en el paquete, menos cosas tendrás que preocuparte por separado (comida, bebida, alquileres) pero esto tiene un costo más elevado. Eso ya depende del presupuesto de cada uno. Por mi parte, aún me conviene más alquilar un lugar que sea sólo el lugar y ver, por mi cuenta, la comida y, sobre todo, la bebida.

lunes, 28 de enero de 2008

De "novia" a "prometida"

Desde que me convertí en “fiancèe” me di cuenta y, “chocolate por la noticia” me dirán algunos/as, de que la novia (y sí, más que el novio) es la verdadera protagonista en esta historia. Pero no pensé que sería tanto así.

El día en que anuncié públicamente que recibí EL ANILLO, me convertí en una “estrella por un día”. No lo niego, fue hermoso. No me cansaba contar una y otra vez la forma en que el hombre que amo se arrodilló frente a mí y, ante todas las personas extrañas que también estaban ahí, con un anillo en la mano derecha pidiéndome que me case con él.

Jamás voy a olvidar la expresión de esos ojos. No sé hasta cuando voy a seguir derramando lágrimas de alegría cada vez que escribo sobre ese momento.

Recién empezaba septiembre, pero ya la noche se sentía primaveral, el vientito que había en esa terraza y las luces de la ciudad tiritaban a nuestros pies. Supongo que todo eso él lo planeó y quiso que fuera inolvidable. Pero mi mejor recuerdo es la expresión de sus ojos, mirándome fijamente, con una convicción impresionante y adornados por una sonrisa única. Esa sonrisa de niño, orgulloso y feliz, con su trofeo en mano; El anillo. Ese anillo que apenas lo miré y ni lo toqué cuando terminó de preguntarme “¿te querés casar conmigo?” Simplemente salté a sus brazos, a su cuello, a sus hombros, como queriendo agarrarlo a él y traerlo de abajo hacia mí, donde estaba yo. Haciéndolo parte definitiva de mi vida desde ese preciso instante.

Trabajar entre Novias y Quinceañeras

Trabajar entre Novias y Quinceañeras

Personalmente no es muy lejano para mí el mundo de las novias y quinceañeras. Desde que tengo memoria “trabajo” (sí, cuando era niña ya trabajaba, jugando pero lo hacía!) en la imprenta- tarjetería de mis padres, donde conocí a centenares de novias y quinceañeras de todo tipo.

Existen de las más alegres y sencillas, donde todo parecía salirles bien gracias a la buena onda que irradiaba la alegría que había en ellas por la feliz vida de casada que le esperaba. Pero también están las más detallistas, neuróticas y obsesionadas que esperaban lo imposible: La perfección en todo.

Pienso que la perfección en todo simplemente no existe. Estas novias pudieron haber controlado a todos los seres humanos del planeta para que su día sea “perfecto” pero, no pudieron haber controlado la lluvia, por ejemplo. Esas cosas pasan.

El principio de todo

Veamos… ¿Cuándo comenzó todo esto? ¿El día en que dije que a Paraguay le faltaba realmente un medio donde nos unamos todos los que proveemos servicios a novias y quinceañeras, o el día en que mi novio me propuso matrimonio?

Escribir con un criterio profesional, con objetividad y tratando siempre de tener al consumidor conforme y fiel no es nada fácil. Escribir en primera persona, de manera crítica y, sobre todo, con una personalidad sólida, tampoco es fácil. Pero lo menos fácil de todo aquí es unir ambas cosas. Ahí si que todo se pone aún más difícil.

Es por eso que tardé tanto en decidirme a empezar este “Diario de una Novia Consumista”. Primeramente, porque no pienso que sea realmente un diario, porque sé que no voy a escribir todos los días. Tampoco porque no me considero una novia consumista. Novia sí, pero… ¿consumista? Por qué? Pues sí, quiera o no lo soy. Porque me voy a casar y necesito organizar todo un evento superimportante y que, sobre todo, la gente espera que sea de tal magnitud; Esa es la cuestión. Comprar, contratar, crear, innovar. Todo eso espera la gente de un evento como este.

Lo que esperan los demás
Nunca pensé que la opinión de los demás pudiese afectar tanto. Muchas veces hasta me sirve, porque tanta gente se “mete” en los preparativos que por ahí me da la sensación de que la boda se va a organizar solita. Pero no, la gran mayoría solo se mete para “opinar”, y eso es, señoras y señores, lo que van a seguir haciendo hasta que llegue el gran día, durante el evento y, quizás, uno o dos días después. Luego, todo se olvidará. ¿Esa es la gran verdad?

Qué duro estuvo eso. ¿Qué dirán mis auspiciantes? ¿Acaso estoy promoviendo que celebrar una boda no es conveniente? ¡Yo no dije eso! Claro que no.

Nosotros lo recordaremos de por vida.
Realmente, si nos importase poco lo que los demás digan, y nos preocupemos más bien por nuestro bienestar, lo más probable es que todo salga de lo más bien. Creo que al final hay algo en lo que todos concuerdan; el ingrediente principal para que una boda sea denominada “perfecta” es sentir la alegría de los verdaderos protagonistas de la ceremonia en un aire de felicidad y pura alegría. Eso es algo que no se compra, que no te alquila la wedding planner, ni viene incluido en el paquete de fotos & video. Eso tiene que nacer de ambos, de saber controlar los nervios del momento y disfrutar lo que se tiene, de celebrar con la mejor onda el comienzo de una vida juntos, llena de proyectos en común. ¿Te resulta difícil? ¡ Debería ser lo más fácil !

Cuestión de actitud
Esta es la actitud que pretendo lograr hasta el final. Es para eso necesito comunicarme con las demás “novias” (y novios también, por qué no) de mi alrededor para que comentemos lo que nos está pasando. Eso que para nosotros es pura novedad, pero que para otras personas, por ejemplo las que trabajan en el mundo de las novias y quinceañeras, quizás es algo de todos los días, para nosotros no. Es algo que nos pasa una sola vez en la vida (al menos esa es la idea), en lo que somos novatos, y necesitamos una guía. No necesariamente la guía de esas personas que sólo opinan sin pensar (o sin saber) que algo no se puede porque ya sobrepasa nuestro presupuesto, o porque no concuerda con nuestras creencias, cultura o costumbres. ¡TODO UN TEMA!

Todo un tema
Sí, todo un tema, “había sido”. Yo que decía no iba a tener problemas porque soy bien sencilla. No pretendo, ni fue mi sueño más anhelado, una boda perfecta (más bien un matrimonio perfecto sí, podría ser mi gran sueño), entonces me resultaría fácil elegir y decidirme rápidamente por los detalles y todo sería mucho más “Light” y relajado. Pero, aún así… no es fácil.

Y a la hora de decidir:
Importan los detalles. Importa y afecta lo que los demás piensen. Pensás y querés conformar a todo el mundo. Querés y necesitás que todos se queden hasta bien tarde para que para todos sea una noche inolvidable. Querés que todos estén en la foto. Querés que no haya mesas vacías. Querés que a todos les toque en algún momento “su canción” y griten mientras corren hasta llegar a la pista.

Entonces, finalmente… No sos sólo vos y tu familia. No es solo tu novio y tu nueva familia política. Somos muchos. Nadie es una isla.