lunes, 28 de enero de 2008

El principio de todo

Veamos… ¿Cuándo comenzó todo esto? ¿El día en que dije que a Paraguay le faltaba realmente un medio donde nos unamos todos los que proveemos servicios a novias y quinceañeras, o el día en que mi novio me propuso matrimonio?

Escribir con un criterio profesional, con objetividad y tratando siempre de tener al consumidor conforme y fiel no es nada fácil. Escribir en primera persona, de manera crítica y, sobre todo, con una personalidad sólida, tampoco es fácil. Pero lo menos fácil de todo aquí es unir ambas cosas. Ahí si que todo se pone aún más difícil.

Es por eso que tardé tanto en decidirme a empezar este “Diario de una Novia Consumista”. Primeramente, porque no pienso que sea realmente un diario, porque sé que no voy a escribir todos los días. Tampoco porque no me considero una novia consumista. Novia sí, pero… ¿consumista? Por qué? Pues sí, quiera o no lo soy. Porque me voy a casar y necesito organizar todo un evento superimportante y que, sobre todo, la gente espera que sea de tal magnitud; Esa es la cuestión. Comprar, contratar, crear, innovar. Todo eso espera la gente de un evento como este.

Lo que esperan los demás
Nunca pensé que la opinión de los demás pudiese afectar tanto. Muchas veces hasta me sirve, porque tanta gente se “mete” en los preparativos que por ahí me da la sensación de que la boda se va a organizar solita. Pero no, la gran mayoría solo se mete para “opinar”, y eso es, señoras y señores, lo que van a seguir haciendo hasta que llegue el gran día, durante el evento y, quizás, uno o dos días después. Luego, todo se olvidará. ¿Esa es la gran verdad?

Qué duro estuvo eso. ¿Qué dirán mis auspiciantes? ¿Acaso estoy promoviendo que celebrar una boda no es conveniente? ¡Yo no dije eso! Claro que no.

Nosotros lo recordaremos de por vida.
Realmente, si nos importase poco lo que los demás digan, y nos preocupemos más bien por nuestro bienestar, lo más probable es que todo salga de lo más bien. Creo que al final hay algo en lo que todos concuerdan; el ingrediente principal para que una boda sea denominada “perfecta” es sentir la alegría de los verdaderos protagonistas de la ceremonia en un aire de felicidad y pura alegría. Eso es algo que no se compra, que no te alquila la wedding planner, ni viene incluido en el paquete de fotos & video. Eso tiene que nacer de ambos, de saber controlar los nervios del momento y disfrutar lo que se tiene, de celebrar con la mejor onda el comienzo de una vida juntos, llena de proyectos en común. ¿Te resulta difícil? ¡ Debería ser lo más fácil !

Cuestión de actitud
Esta es la actitud que pretendo lograr hasta el final. Es para eso necesito comunicarme con las demás “novias” (y novios también, por qué no) de mi alrededor para que comentemos lo que nos está pasando. Eso que para nosotros es pura novedad, pero que para otras personas, por ejemplo las que trabajan en el mundo de las novias y quinceañeras, quizás es algo de todos los días, para nosotros no. Es algo que nos pasa una sola vez en la vida (al menos esa es la idea), en lo que somos novatos, y necesitamos una guía. No necesariamente la guía de esas personas que sólo opinan sin pensar (o sin saber) que algo no se puede porque ya sobrepasa nuestro presupuesto, o porque no concuerda con nuestras creencias, cultura o costumbres. ¡TODO UN TEMA!

Todo un tema
Sí, todo un tema, “había sido”. Yo que decía no iba a tener problemas porque soy bien sencilla. No pretendo, ni fue mi sueño más anhelado, una boda perfecta (más bien un matrimonio perfecto sí, podría ser mi gran sueño), entonces me resultaría fácil elegir y decidirme rápidamente por los detalles y todo sería mucho más “Light” y relajado. Pero, aún así… no es fácil.

Y a la hora de decidir:
Importan los detalles. Importa y afecta lo que los demás piensen. Pensás y querés conformar a todo el mundo. Querés y necesitás que todos se queden hasta bien tarde para que para todos sea una noche inolvidable. Querés que todos estén en la foto. Querés que no haya mesas vacías. Querés que a todos les toque en algún momento “su canción” y griten mientras corren hasta llegar a la pista.

Entonces, finalmente… No sos sólo vos y tu familia. No es solo tu novio y tu nueva familia política. Somos muchos. Nadie es una isla.

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